Doctor

Quiero agradecerle profundamente todas sus palabras.

En la última parte del año 2012 me detectaron un problema de salud, por el cual tuve que empezar un tratamiento oncológico, que continúo hasta la actualidad.

Después de la detección de mi dolencia volví a la facultad  para tratar de seguir con mi vida normalmente; no sabía si el derecho era mi verdadera vocación. Lo sentí lejano, egoísta, ausente. Y no entendía por qué. 

Si bien había cursado la materia filosofía del derecho con usted, se ve que mis oídos y mi corazón no necesitaban o no creían necesitar, esa parte del conocimiento que usted sabe regalarnos tan bien en cada clase.

Creo que antes solo esperaba del derecho el conocimiento de las frías páginas de un código. Pero al verme vulnerada por mi deterioro de salud, esta postura me resultó vacía.

Fue ahí cuando realmente escuché sus palabras y todo tuvo significado. Volví a amar la profesión que estoy tratando de alcanzar.  “el abogado es el que hace oír la voz del desposeído”.  Y por Dios señor que gran frase,  que hermosa verdad.

Por último quiero agradecerle por el fallo de la defensa de la vida. Al escuchar sus palabras en la clase de filosofía del derecho recobré un poco más la esperanza.

Desde ahora mi tarea no sólo es leer sus libros y escuchar desde su página sus poemas, sino también presenciar cada una de sus clases;  porque el conocimiento que usted me ofrece, honorable señor, en cada una de sus palabras,  es un regalo que le quiero hacer a mi alma.

Gracias doctor Héctor Negri por haberse cruzado en mi camino en el momento indicado.


María Elena Chío 
(orgullosa y agradecida alumna)