Reconstrucción histórica

 

Academia Teórico Práctica
de Jurisprudencia de Buenos Aires

Prólogo

La historia de la Academia Teórico Práctica de Jurisprudencia de Buenos Aires es, de alguna manera, parte de esa vida dolorosa que en la humanidad han tenido siempre los precursores.

Nació en 1815, cuando todavía podían escucharse, en medio de inenarrables dificultades, los clamores de mayo anunciando la libertad.

Vivió las vicisitudes de un país que nacía y que no encontraba el camino de la unidad nacional.

Concluyó en 1872, cuando la Universidad abría sus puertas a una realidad que de un modo más profundo la continuaba.

Recordarla no es sólo evocar su trayectoria y la figura señera de quienes alentaron su existencia.

Es también rememorar que el derecho, esa sabia búsqueda de la armonía en medio del desconcierto y el conflicto, está forjado por quienes creen en él. En la reflexión académica. Y en la abogacía, con su hondo significado de defensa del otro, de sus derechos conculcados.

En ese sentido, la Academia fue como una piedra miliar, como un hito, en la cultura jurídica de estas tierras.

“La jurisprudencia universal… propone el orden de la sociedad, el castigo del vicio, el premio a la virtud…
Ilustra al hombre en conocimiento de sus deberes, para contraer el hábito de cumplirlos.
Inspira al ciudadano las ideas y sentimientos de justicia, de bondad, de felicidad, de sinceridad…
De amor al padre, de respeto filial.
Y de todas las virtudes sociales que ligan a los hombres entre si...”

Transcribo las palabras, debidas a su artífice máximo, don Manuel Antonio de Castro, porque conducen al ideario de esta magna obra.

Afirmar el derecho como modo de existencia. Y formar abogados, ilustrarlos, prepararlos para su innumerable tarea.

“…patrocinar, dirigir y aconsejar todo género de asuntos, de que pende el honor, la seguridad, la fortuna …”

Por eso este libro que la Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos Aires ha orientado y mandado a publicar, no sólo representa un homenaje a los que, en las épocas nacientes de nuestra Patria pusieron su acento en una profesión artífice de la paz social, sino también a quienes hoy, en su trabajo cotidiano desde la abogacía, luchan por la vigencia del derecho.

Proyecto de armonía social fundada en el respeto a la persona humana, que la Academia vislumbraba en sus enseñanzas y que la vida renueva en la esperanza de justicia y paz, día a día.

 

Héctor Negri
Ministro Decano