Reconstrucción histórica

 

Palacio de Justicia de Mercedes

Prólogo

Herodoto comienza sus Nueve libros de la Historia recordando que escribe “ para que no llegue a desvanecerse con el tiempo la memoria de los hechos de los hombres…”
Bajo esa misma idea, este libro, fruto del trabajo de quienes integran el Departamento Histórico Judicial de la S. Corte de Justicia de la Provincia de Buenos Aires, reúne junto a la figura señera del palacio de justicia, la evocación de la ciudad de Mercedes y de su gente.
Para que la memoria no se pierda.
Para que el testimonio que brindan sus paredes, escaleras, pasillos y recintos, perdure más allá de sus tiempos con sus razones y silencios, con sus congojas y búsqueda.

Quien llega al lugar donde habita la justicia judicial, lo hace siempre con una pesadumbre, una luz quebrada, un dolor a cuestas.
Y la esperanza de que un Juez, inspirado en aquel mundo ideal en el que reina la justicia, restablezca sus conculcados derechos, le devuelva su paz.

Dolor y esperanza entrelazados: se escriben con las mismas letras, se dicen con las mismas palabras.
No siempre es posible desbrozarlos.
Muchas veces no se encuentran los caminos de esa sabiduría inefable que desvanece conflictos y restaura diálogos perdidos.

Los antiguos filósofos enseñaban que sólo se puede juzgar con humildad y temor. Que aquel que juzga se juzga a si mismo.
Advertían de ese modo la endeblez que todo juicio humano tiene.
Pero, aún más allá de ese riesgo infinito: ¿Podría existir una sociedad sin justicia judicial?
¿Qué sería de ella?

Si la justicia desapareciera de la faz de la tierra, escribió alguna vez Kant, la vida misma no merecería ser vivida.

Cuando Dios dotó al hombre de libertad, liberó también la posibilidad del conflicto. Pero al mismo tiempo, la esperanza de su solución.
Y así, en la historia de los hombres, libertad y esperanza son coordenadas que la justicia une.

Cien años de estos tribunales en Mercedes hablan de esa conjunción.
Según su etimología, la palabra historia deriva de la raíz id que significa ver.
A su vez, histor es el testigo ocular, aquel que ha visto.
Hechos, cosas, testimonios que los sentidos guardaron y la sensibilidad ha recogido.

Recuerdos de un País y una Provincia, de una ciudad y de su pueblo.
Desde la óptica de un tribunal este libro trata de referirlos.
Como evocación de un pasado y como proyección de un futuro.
Quiero decir: como esperanza de justicia y paz.

Héctor Negri
Ministro Decano