Dr. Negri

Me comunico con usted para agradecerle el saludo de Navidad y Año Nuevo que nos brindó a todos los lectores de "Derecho y Diálogo", a través de su última publicación. También aprovecho este medio para agradecerle una vez más la oportunidad que me dio durante este último cuatrimestre de sumarme a colaborar en la Cátedra de Filosofía del Derecho. Fue sin dudas la experiencia más satisfactoria e importante durante este año en la Facultad.

Espero haber cumplido con sus expectativas y que mi humilde colaboración le haya sido útil; realmente me he sentido por demás a gusto y espero poder continuar colaborando durante el año próximo.

A su vez me gustaría compartir con usted una pequeña reflexión acerca de su última publicación, titulada "Paz en Navidad". En primer lugar, me parece sumamente acertada la caracterización de la paz en la Tierra como una TAREA, involucrando de ese modo al hombre como sujeto activo y partícipe necesario en la realización de la misma. Creo que de ese modo se logra transmitir un cierto sentido de responsabilidad en cada uno de nosotros como colaboradores en la obtención de dicha meta, lo cual no es una cuestión menor, ya que actualmente suele ser generalizada la creencia de que Dios es el único responsable ante fenómenos como la violencia o la opresión (mencionados al final de su publicación). De hecho, este razonamiento falaz es comúnmente utilizado para justificar las posturas negatorias de la existencia de Dios, considerando que si Dios existiera erradicaría los males de nuestra Tierra. 

En mi opinión, los sostenedores de estas teorías no logran comprender que Dios, por medio de su Gracia, pone en nuestras manos todos los elementos necesarios para que en el marco de nuestra libertad nos dirijamos hacia la consecución de sus más altos fines; y que somos nosotros, los hombres, quienes nublados por nuestras ambiciones nos desviamos del camino de la Paz.

En segundo lugar, resulta imperioso relacionar esta publicación con reflexiones previas que usted ha compartido en números anteriores de "Derecho y Diálogo": cuando usted propone al Derecho como el modelo adecuado de ordenación hacia la Paz, también menciona los obstáculos con los cuales se enfrenta en la sociedad actual, y es allí cuando hace referencia a la opresión, la violación de los derechos, la carrera por las armas, las desigualdades sociales (entre otros estigmas del mundo actual).

Evidentemente, dichas realidades tan nefastas,  son un claro reflejo de la crisis moral contemporánea que nos aqueja (cuestión a la que hizo referencia en el ejemplar N° 6), la cual en gran parte se origina en el profundo individualismo que aún hoy envuelve a nuestra sociedad y nubla la razón de los hombres, produciendo un alejamiento progresivo entre ellos y dificultando el verdadero encuentro.

Recuerdo que en ese mismo ejemplar usted enfatizó en la necesidad de revertir esta crisis moral por medio de "La recuperación del otro (...)",propuesta que resulta reconfortante y a la vez intrigante, ya que surgen numerosos interrogantes acerca de cómo llevar a cabo dicha recuperación, cómo superar ese estado de crisis moral.

Creo que la respuesta a este interrogante está dada por una breve frase presente en el texto "La conquista de América", donde usted afirma que "No hay recuperación del mal que no provenga del amor". En mi opinión, esta breve reflexión suya ha sido una de las más profundas y esclarecedoras dentro de sus publicaciones, ya que con la fuerza de su sencillez nos muestra el camino para la superación de las adversidades.
 
Muchas gracias por estar siempre dispuesto a comunicarse con sus lectores para que podamos expresar nuestras ideas; demás está decir que cualquier observación o reflexión será muy bienvenida.

Finalmente, quiero desearle de todo corazón una muy feliz Navidad y un próspero año nuevo.


Lucio Villarreal