Profesor:

Ante todo, esta comunicación amerita mi presentación; pues después de haber pasado tantos años desde que tuve el honor de ser su alumna en la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco, seguramente tendré que darle datos para ver si me recuerda...

Lo que le estoy contando sucedió cuando se abrió la carrera de Abogacía en la Universidad antes mencionada en Esquel, y yo ya era una alumna de unos cuantos años de edad... (o sea, no era una recién recibida del secundario).

Circunstancias de la vida me llevaron a tener que irme de Esquel y dejar la carrera de abogacía inconclusa, aunque tuve la suerte de cursar filosofía del derecho y aprobarla con un diez de su parte, lo que me llenó de orgullo y agradecimiento... (necesitaba esos incentivos, seguir la carrera no era fácil para mí en aquel entonces por una serie de circunstancias que me dificultaban la cursada y el estudio).

Para refrescar su memoria, soy maestra de música y recuerdo haber cantado El día que me quieras en un asado para celebrar algún acontecimiento de la universidad. Cuando llegó la parte de... "si tus ojos Negri" le canté yo. Tal vez sea un recuerdo muy vago para usted, pero en mi memoria resuenan aún las risas de mis compañeros estudiantes y la suya.

Luego no sé por qué circunstancia viajé a Buenos Aires y usted amablemente me recibió en La Plata. Y luego de mostrarme la hermosura de la Suprema Corte de Justicia, me invitó a almorzar. Realmente un honor.

No volví a saber de usted hasta ahora, que empecé de nuevo la carrera porque mis niños ya crecieron y me dieron esas cosquillas por el saber. Esta vez radicada en Río Cuarto desde hace unos años. Cuando comienzo a ver Introducción a la Filosofía, me encuentro con sus clases, porque todo gira en torno a la alteridad.

El profesor hablaba y me hizo recordarlo vívidamente y tratar de contactarme. Encontré el correo en su página.

Simplemente quería saludarlo y preguntarle cómo ha estado durante todos estos años. He visto las condecoraciones que le han otorgado, inmensamente merecidas, y no he podido menos que escribirle; tanto para agradecerle que no sólo haya sido mi profesor, sino también una persona tan buena con todos nosotros. En su actuar cotidiano trasciende su pensamiento y eso no es algo común en nuestros días.

Estoy a su disposición para lo que necesite. Le ruego responda este mail para tener noticias suyas y si fuera posible me gustaría (si no es demasiada molestia) me recordara la bibliografía que en su momento analizamos y de la que hice sendas monografías; pero lamentablemente las mudanzas y el tiempo las hicieron desaparecer.

Desde ya inmensamente agradecida por su atención.

Lo saludo con muchísimo cariño, el que ha perdurado en el tiempo dada su impronta personal que tanto bien le hace a todas las personas que en algún momento tuvimos la alegría de alternar con usted.



Sandra Marcela Martínez