Estimado Dr. Negri

Ante todo, espero que se encuentre muy bien.

(...)

Mi necesidad de estudiar surgió de un cúmulo de experiencias personales. No podría resaltar una, fueron varias. Y todas de ellas muy importantes (...) una fue saber de usted. Si bien no tenía el gusto de conocerlo personalmente, sabía de sus escritos. Estos fueron un incentivo más. Por ellos entendí qué significaba el derecho. Consideraba que mi manera de ver la realidad era algo utópica, sin conocer el sentido que a esta palabra usted le da. Al conocerlo, ese pensamiento se corporizó y tomó un nuevo significado.

Definitivamente la educación, como usted la entiende, constituye una herramienta fundamental para el desarrollo, así como la paz garantizada por el derecho, es sin duda su presupuesto. Conocer el derecho a través suyo me confirmó esto.

En un futuro, ya recibido -disculpe usted la certeza que le doy a un hecho incierto; pero debo verme así para lograrlo- cuando me encuentre con un colega surgirá siempre la pregunta. ¿lo tuviste a Negri de profesor? Si la respuesta es negativa, me quedará la duda si no habrá estudiado otra cosa que derecho.

Le aseguro que esa es la dimensión que para mi tiene lo aprehendido y considero humildemente que me hace diferente. Eso a usted se lo debo.

Ahora los agradecimientos puntuales, solo algunos para no extenderme. Le aseguro, y no exagero, que guardo muchos más en mi corazón.

Gracias por sus clases clarificadoras, por sus contenidos, que por usted explicados resultarán imborrables. Por su tiempo, porque cada día tuvo la generosidad de mostrarnos sus valores. Por su presencia que, le aseguro, iluminó cada mañana. Por su modo, que lo hace todo tan ameno. Por sus consejos, que quedaron grabados en mi mente. Por su humildad, que lo engrandece aún más. Por sus ganas de mostrarnos el camino a esa utopía en la creo profundamente.

Ha sido muy grato compartir la cursada; una experiencia que conservaré por el resto de mis años. Yo lo comprobé: con usted en clase, ni el día más nublado faltó el sol.

Otra vez quiero agradecerle enormemente por haberme ayudado a dar el primer paso que hoy me pone en carrera, y por la bienvenida que nos ha proporcionado a mi y a mis compañeros.

Le pido disculpas por la extensa y precaria redacción de la presente. En estos meses la he soñado tantas veces, que todo ahora me parece poco.

Un afectuoso saludo.

Gustavo Guerra