Dr. Negri:

No sé si se acuerda de mí. Usted me regalo un libro suyo en la clase de Filosofía de la UNLP. Tardé en escribirle porque estuve con algunos inconvenientes personales: me quedé sin trabajo (si bien no era el gran trabajo me daba dinero para mis gastos. Trabajaba de secretaria de una odontóloga, pero como ella necesitaba a alguien que la ayudara dentro del consultorio, lo hablamos y buscó una chica que la pudiera asistir ahí también).

La semana que pasó rendí los exámenes para el ingreso a ARBA en el marco del convenio que firmó con la Facultad, así que ya Dios dirá.

Su libro lo leí rápido y me gustó mucho; sobre todo cuando habla de la Primera Comunión. Me hizo acordar a la mía y a la de mi hermano. Toda mi familia se preparó para cada una de las dos comuniones. Mi abuela me llevó a la santería de mi barrio y me compró un hermoso rosario de nácar y un librito con oraciones, y como iba a una escuela privada y todas tomaríamos la comunión con el uniforme, mi mamá me hizo un moño blanco con cintas del largo de mi pelo, para usar en él. Años después fue la de mi hermano, y ya mi abuela no estaba con nosotros, pero mi papá le compró el moño blanco que usan los hombres en el brazo. Esa tarde también se fue a jugar a la pelota acá en el barrio, y en un momento entró llorando a casa, porque un auto le había pisado la pelota y la había roto.

También me acordé de mi primera confesión. Creo que nunca me había puesto a pensar en esos momentos, o los repensé desde otro lado.

Creo que el mejor regalo que me pueden hacer a mi es un libro. Me encanta leer. Muchas gracias.

Me gustaría ir a sus clases, pero soy ayudante alumna en Derecho Civil V los lunes de 8 a 12, entre otros días, porque es cuatrimestral intensiva. Quizá el año que viene sean otros horarios, y pueda arreglar mejor mis tiempos.

Besos.

Julieta García Leiría