Estimado Dr. Negri:

Sus palabras de cierre del curso me recordaron inmediatamente a unas palabras suyas del primer día de clase: "Cuando durante la dictadura me prohibieron dar clases en todas las universidades del país, tuve la idea peregrina de iniciar un juicio. Durante mucho tiempo no obtuve respuestas, hasta que un día, después de mucho tiempo, alguien me dijo: ¿sabe qué es lo que pasa Negri? usted hace pensar a la gente. Ahí me quedé sin palabras... porque tenían razón... porque si ustedes se van de aquí de la misma manera en la que entraron, yo fracasé totalmente."

Solamente quería expresarle mis agradecimientos por el hermoso cuatrimestre que nos regaló con su compañía y calidad humana y felicitarlo por lograr su cometido; porque no tengo dudas de que hoy todos en mayor o en menor medida, dejamos ese aula de manera diferente.

Cuando me habló de Neruda y su gorra, recordé unas palabras que hace tiempo quería compartirlas con usted y creo que este es un buen momento. Se trata de un poema escrito en un mural en Cuba. Si bien la autoría se le atribuye a Neruda, existen rumores que cuentan que en verdad es del escritor Alfredo Cuervo Barrero.

No sé si tuvo oportunidad de apreciarlo alguna vez, pero quisiera regalárselo de todas formas porque el mensaje del final me recuerda mucho a usted.


Queda prohibido

¿Qué es lo verdaderamente importante?
busco en mi interior la respuesta,
y me es tan difícil de encontrar.

Falsas ideas invaden mi mente,
acostumbrada a enmascarar lo que no entiende,
aturdida en un mundo de irreales ilusiones,
donde la vanidad, el miedo, la riqueza,
la violencia, el odio, la indiferencia,
se convierten en adorados héroes,
¡no me extraña que exista tanta confusión,
tanta lejanía de todo, tanta desilusión!

Me preguntas cómo se puede ser feliz,
cómo entre tanta mentira puede uno convivir,
cada cual es quien se tiene que responder,
aunque para mí, aquí, ahora y para siempre:

Queda prohibido llorar sin aprender,
levantarme un día sin saber qué hacer,
tener miedo a mis recuerdos,
sentirme sólo alguna vez.

Queda prohibido no sonreír a los problemas,
no luchar por lo que quiero,
abandonarlo todo por tener miedo,
no convertir en realidad mis sueños.

Queda prohibido no demostrarte mi amor,
hacer que pagues mis dudas y mi mal humor,
inventarme cosas que nunca ocurrieron,
recordarte sólo cuando no te tengo.

Queda prohibido dejar a mis amigos,
no intentar comprender lo que vivimos,
llamarles sólo cuando los necesito,
no ver que también nosotros somos distintos.

Queda prohibido no ser yo ante la gente,
fingir ante las personas que no me importan,
hacerme el gracioso con tal de que me recuerden,
olvidar a todos aquellos que me quieren.

Queda prohibido no hacer las cosas por mí mismo,
no creer en mi dios y hallar mi destino,
tener miedo a la vida y a sus castigos,
no vivir cada día como si fuera un último suspiro.

Queda prohibido echarte de menos sin alegrarme,
odiar los momentos que me hicieron quererte,
todo porque nuestros caminos han dejado de abrazarse,
olvidar nuestro pasado y pagarlo con nuestro presente.

Queda prohibido no intentar comprender a las personas,
pensar que sus vidas valen más que la mía,
no saber que cada uno tiene su camino y su dicha,
sentir que con su falta el mundo se termina.
Queda prohibido no buscar la felicidad,
no vivir la vida con una actitud positiva,
no pensar en que podemos ser mejores,
no sentir que sin ti este mundo no sería igual.


Dudo que su paso por la vida de las personas pase inadvertido, al menos no por la mía. Realmente fue un placer compartir estos encuentros con usted y todo su grupo de trabajo.
Con mis mejores recuerdos, hasta pronto.


Alejandra Martinovic