Estimado y querido Profesor Negri

En estas líneas simples pero muy sinceras, quiero que sepa que siento un profundo reconocimiento a su persona y trayectoria. Y un gran orgullo de haber podido tener la dicha de disfrutar sus tan esperadas clases.

Gracias por su manera simple, sencilla y eficaz de enseñar con tanto amor y dedicación la materia.

Me quedan muchos recuerdos lindos de su enseñanza; pero destaco uno que quedará guardado en mi corazón por el resto de mis días: el  dicho cotidiano, antes de comenzar la clase:  "chicos buen día, ¿cómo están? les cuento que en un ratito sale el sol y vamos a tener un día hermoso...!".  Esas palabras para romper el hielo y comenzar las clases cada semana, le juro que me llenaban de buena dicha. Me enseñó a ver todo con ojos de esperanza.

Gracias por los caramelos del último día de clases. Ese sencillo y  tan  pero tan importante gesto de una autoridad querida de la Facultad hacia la cursada, muestra la buena persona que hay dentro del Señor Héctor Negri.

Querido Profesor gracias y mil veces gracias  porque fui un privilegiado al conocerlo. No sigo porque me emociono hasta las lágrimas y me arrepiento de no haberme animado en más de una ocasión a estrecharle la diestra por la invalorable enseñanza que dejó en mí.

Muchísimas felicidades.


Adrián Tambuscio