Reconstrucción histórica

 

Justicia de Paz

Prólogo


La justicia de paz ofrece a nuestra Provincia uno de los capítulos más ligados a su tradición histórica.

Se ejerció y actuó en las parroquias de la ciudad y la campaña, cuando el desierto todavía era el horizonte.

Creada el 24 de diciembre de 1821, once años después del primer gobierno patrio, por “…la soberanía ordinaria y extraordinaria de la Junta de Representantes…” tuvo desde entonces la atribución de “…juzgar en todas las demandas que las leyes y prácticas vigentes declaran verbales…” y “…arbitrar en las diferencias…”.

En 1884, la ley 1730 le confirió rasgos precisos, al separar las atribuciones políticas y administrativas y asignar a los jueces de paz funciones exclusivamente judiciales.

Desde aquellos años lejanos, la justicia de paz cumplió la difícil tarea que cabe a toda justicia judicial: resolver los conflictos, restaurar las igualdades conculcadas, reconocer el valor último del derecho como principio de armonía social.

Pocas veces el nombre de una institución fue tan bien logrado: porque si el juez es, como enseña una antigua sabiduría, el guardián de la paz, ningún otro nombre hubiese sido mejor para referir su misión.

El tiempo transcurrió, la Provincia fue modificando su fisonomía social, política, económica.

Las poblaciones desplazaron al desierto y desplegaron los horizontes del trabajo del hombre.

Pero en medio de esos cambios, la justicia de paz siguió dando el testimonio de su presencia y de los significados de contención que siempre tuvo la cercanía del juez con el conflicto, con el testigo, con el lugar del hecho.

Creo que un país que no honra a las instituciones, corre el riesgo de olvidarse de sí mismo.

Por eso, ya hacia el final de este año 2005 y en los albores de un siglo XXI (siglo que hasta ahora se ha revelado como especialmente adverso al respeto de la dignidad de la persona humana) he querido reivindicar, aun mínimamente, en la figura de la justicia de paz, el inmenso valor del trabajo judicial.

Y es a ese fin que he pensado y propuesto este libro, que evoca y rememora a cada uno de los juzgados de paz, narrando brevemente su historia, mostrando sus edificios actuales.

El día 11 de diciembre de este año será presentado en Navarro, lugar de asiento de uno de los más antiguos juzgados, ante los jueces de paz de la Provincia, celebrando el día en el que, hace ciento veintiún años, se reconoció el valor estrictamente judicial de su función.

Sirvan estas palabras como tributo de homenaje a cada uno de ellos.

 

Héctor Negri
Ministro Decano