Profesor Negri

Dicen que las personas llegan a nuestras vidas para enseñarnos algo. Usted me enseñó que nunca es tarde para lograr aquello que deseamos y que una de las cosas más valiosas es el conocimiento.

Provocó en mí un cambio sumamente importante (…).

Me sentía grande para estudiar una carrera universitaria, creía que ya había pasado mi tiempo y eso me angustiaba mucho. Un día, Dios o el destino (como quiera llamarlo) lo puso en mi camino y me demostró que estaba equivocada, que no era tarde.

Siempre que venía a mi oficina nunca dejaba de preguntarme cuándo me iba anotar en la facultad, me regalaba un libro, se tomaba el tiempo y la molestia de hablarme, de invitarme a sus clases … siempre tan amable.

Sus palabras siempre fueron y son de gran importancia e influencia.

Y acá estoy. Sentada estudiando Derecho Privado, un poco agotada pero ¡feliz!

Antes no tuve la posibilidad de estudiar ya que fui el sostén de mi familia desde que tengo 18 años, porque mi mama tiene una enfermedad desde muy joven y por ello postergué el estudio.

Pero sentí que me lo debía. Encontrarme en el ámbito académico para mí es un logro, un deseo alcanzado que me llena el alma. Se lo juro.

Ya rendí tres parciales y ¡aprobé!

Nunca se olvide que le cambió la vida a alguien. ¡Sus palabras son muy poderosas!

Su clase fue hermosa. Usted es único. Nunca más me voy a olvidar de algo que dijo y que creo que es muy acertado: “Cuando los alumnos salgan por la puerta del aula ya no van a ser las mimas personas que entraron, porque todos los días se adquiere un conocimiento nuevo”.

(…)

De corazón, gracias.
Siempre está presente en mí.
Con mucho cariño y respeto.

Bárbara Peralta